11/1/18

Violet Evergarden
Volumen 1

CAPÍTULO 2
La niña y la Auto-Memories Doll

La recuerdo…
La época en la que vino esa joven.
Tomaba asiento por allí y escribía cartas en silencio.
La recuerdo…
Sentada junto a mamá… quien sonreía amablemente.
Estoy segura de que nunca olvidaré esa escena…
Incluso si muero, nunca lo haré.

La distinguida profesión de escriba ha existido desde la antigüedad. Con la popularización de las Auto-Memories Doll, decayó hasta el punto de casi llegar a la extinción. No obstante, profesiones con una larga historia son amadas y protegidas por una cantidad no pequeña de personas.

Incluso en estos días, el aumento de Auto-Memories Doll escribas se debía precisamente a que existían personas nostálgicas que preferían este tipo de métodos tradicionales de hacer las cosas.

La madre de Anne Magnolia era una de dichas personas con una fascinación hacia la estética antigua. Madre e hija lucían exactamente igual con su cabello ondulado de color negro, pecas y un cuerpo delgado.

La madre de Anne provenía de una familia acaudalada. Hasta que se casó, había sido idolatrada en su casa, a tal punto que aún con el pasar de los años siempre ostentó un aire de una hija mimada alrededor de ella. Quienquiera que observara la sonrisa gentil que mostraba cada vez que reía ingenuamente se quedaba sin palabras. Incluso al día de hoy, recordando cómo era su madre, Anne pensaba que se comportaba como una niña pequeña.

A pesar de ser torpe, era enérgica y siempre desbordaba curiosidad. Cada vez que declaraba con entusiasmo: «¡Quiero intentar hacer esto!». Anne sacudía la cabeza gentilmente exasperada y respondía: «Aquí vamos de nuevo».

Desde botes de remos y carreras de perros, hasta arreglos florales orientales y bordados de edredones. Se trataba de una persona que amaba aprender y tener pasatiempos que se inclinaban al gusto de las niñas pequeñas. Cuando iba al teatro inevitablemente era para ver una historia de amor. Era afecta a los encajes y moños, mientras que la ropa que elegía para ella eran vestidos y trajes que las princesas de los cuentos de hadas usarían. También le impuso esta moda a su hija, determinada a vestir en conjunto madre e hija.

Por su parte, Anne se preguntaba cómo una mujer de su edad quería estar usando todo el tiempo moños; aunque nunca lo dijo en voz alta.

Anne amaba a su madre más que a cualquier persona en el mundo; incluso más que a sí misma y, aunque era muy joven, estaba convencida de que solo ella podría proteger a su madre, la cual sin duda alguna no era una persona fuerte.

Así de ciego era el amor de Anne por su mamá.

Más o menos cuando su madre se enfermó y la fecha de su muerte se acercaba, Anne tuvo su primer encuentro con una Auto-Memories Doll. Aunque tenía un sin número de recuerdos con su madre, aquellos que Anne siempre rememoraba eran los pocos días que pasaron junto con una misteriosa huésped.

“Eso” apareció un día muy soleado durante la primavera.

El único camino que se extendía hasta el horizonte se encontraba teñido con hermosos rayos de sol primaverales. Las flores a un lado del sendero dejaban entre ver sus pétalos desde la nieve derretida, sacudiendo sus tallos con la brisa gentil del viento.

Desde el jardín de su casa, Anne observó la forma en la que “eso” caminaba.

La madre de Anne había heredado una antigua pero exquisita casa de campo encima de una colina. Rodeada por enormes árboles de abedul, además de sus paredes blancas y tejas azules, la casa daba la impresión de haber salido de un cuento de hadas.

La residencia se encontraba en la periferia, lejos del próspero pueblo, ya que fue construida para estar aislada. Incluso si mirabas por todos lados, no podías encontrar ni una sola casa de algún vecino por allí. Gracias a eso, fácilmente podían ver la llegada de un visitante desde la ventana.

—¿Qué~… será “eso”?

Anne llevaba puesto un vestido estilo delantal y un gran moño con rayas azul cian a modo de cuello. Su rostro era algo simple; pero, encantador de todos modos. Sus ojos café oscuro casi parecían salirse de su sitio, considerando qué tan abiertos los tenía.

Cuando Anne apartó la vista de “eso”, que se dirigía hacia su casa bajo la luz del sol, salió corriendo del jardín con sus zapatos de charol adornados con flores hacia su casa. Pasó frente a la enorme puerta de entrada y subió por las escaleras de caracol, cuyas paredes estaban repletas de retratos familiares, y abrió de golpe una puerta de la cual colgaba una corona de rosas rosas.

—¡Mamá!

Cuando Anne entró corriendo a la habitación con la respiración agitada, su madre se levantó un poco de la cama para reprenderla.

—Anne, ¿cuántas veces te he dicho que toques antes de entrar a una habitación? También tienes que pedir permiso para hacerlo.

Luego de ser regañada, Anne se mostró algo molesta; a pesar de eso, se agachó a modo de disculpa al tiempo que sostenía los costados de su falda, efectuando una apropiada reverencia. Con esa pose, daba la sensación de ser una perfecta señorita. Aunque, a decir verdad, Anne solo era una niña. Solo habían pasado siete años desde que llegó a este mundo, su cuerpo así como su rostro terso y brillante eran prueba de ello.

—Madre, lamento mi intromisión.

—Muy bien. Dime, ¿qué pasa? ¿Volviste a encontrar otro insecto raro afuera? No se lo vayas a mostrar a mamá, ¿entendido?

—¡No es un insecto! ¡Es una muñeca que camina y viene a la casa! Bueno, en realidad era muy grande para ser una muñeca pero se veía igual a una de esas muñecas de porcelana del álbum de fotos que tanto te gusta, mamá.

Con su limitado vocabulario, Anne habló con pausas mientras recuperaba el aliento. Su mamá le chasqueó la lengua con un “tsk, tsk”.

—Querrás decir una “mujer tan bonita como una muñeca”, ¿cierto?

—¡Mamá!

—Eres una Magnolia. Por lo tanto, tus palabras deben ser más elegantes y bellas. ¿Entendido? Una vez más.

Anne infló sus mejillas y a regañadientes corrigió su forma de hablar.

—¡Una mujer tan bonita como una muñeca viene a la casa!

—Vaya, ¿estás segura?

—Solamente pasan carruajes todo el tiempo frente a la casa, ¿verdad? Si viene a pie, significa que se bajó en la estación de trenes cercana. Y cualquier persona que se baje allí es porque seguramente viene a nuestra casa, ¿o me equivoco?

—Así es.

—Además nuestra casa está muuuy lejos de todas partes. ¡Eso significa que ella viene aquí! —Luego añadió Anne—. Y… tengo el presentimiento de que eso no es algo bueno.

—Entonces, hoy estamos jugando al detective, ¿eh? —concluyó su madre tranquilamente, en contraste a las rápidas deducciones de Anne.

—¡No estoy jugando! Vamos, tenemos que cerrar todas las puertas y ventanas… tenemos que evitar que esa muñeca… ¡que esa mujer tan bonita como una muñeca entre! No te preocupes, mamá, yo te protegeré.

Cuando Anne declaró eso y soltó con decisión un resoplido por la nariz, su mamá mostró una sonrisa complaciente. Al parecer, todavía pensaba que su hija estaba inventando historias. A pesar de eso, a final de cuentas decidió seguirle el juego y se levantó de la cama con movimientos aletargados. A medida que se dirigía hacia la ventana, la cola de su camisón color durazno se arrastró por el suelo. Bajo la luz natural, la silueta de su cuerpo delgado se podía ver por debajo de la tela.

—Vaya, ¿no es una Auto-Memories Doll? Ahora que lo pienso, ¡se supone que llegaría el día de hoy!

—¿Qué es una au-to-me-mo-ris-doll?

—Luego te explico. ¡Anne ayúdame a cambiarme de ropa!

En los minutos siguientes, la madre de Anne lanzó por la borda toda la elegancia de una Magnolia que le exigía a su hija mientras se apresuraba para estar lista. Anne no se cambió de ropa; sin embargo, le pusieron un moño en la cabeza que hacía juego con su vestido estilo delantal. Por otra parte, su madre eligió un vestido color marfil con varias capas de volantes de encaje, así como un chal amarrillo pálido sobre sus hombros y sus orejas ostentaban aretes en forma de rosas. Después, rocío el aire con un perfume hecho con diversas variedades de flores y giró sobre su propio eje, envolviéndose con la fragancia que la rodeaba.

—Mamá, ¿estás emocionada?

—Sí, más que si fuera a conocer a un príncipe de una tierra muy lejana.

Y no bromeaba.

El conjunto que la madre de Anne escogió era del tipo que solo usaba en ocasiones especiales. Cuando Anne la vio así, se puso nerviosa.

No me gusta esto… Desearía que esa visitante simplemente desapareciera…

La ansiedad de Anne no se originó por la emoción. Generalmente los niños esperaban con ansias la llegada de las visitas y, al mismo tiempo, se sentían algo nerviosos. Aunque ese no aplicaba con Anne.

Desde que podía recordar, el único motivo por el que alguien visitaba a su inocente madre era para engañarla y sacarle algo de dinero. Siendo una persona despreocupada, su madre se regocijaba con el simple hecho de tener visitas y rápidamente confiaba en cualquier persona. Anne quería a su madre; no obstante, la carente administración de sus finanzas y escasa atención al peligro, le daban problemas.

Ni siquiera una persona que lucía como una muñeca estaba libre de sospechas de ir tras la fortuna de su familia.

Sin embargo, Anne se sentía aún más cautelosa porque sabía a primera vista que la apariencia de la mujer coincidía con el gusto de su madre. El hecho de que el corazón de su madre fuera capturado por cualquier otra persona que no fuera ella, para Anne, era una idea extremadamente desagradable.

Cuando su madre declaró: «¡Quiero conocerla rápido!», sin escuchar lo que Anne tenía que decir; las dos salieron para recibir a la invitada; algo que no habían hecho en mucho tiempo. Anne ayudó a su mamá, la cual con solo bajar las escaleras se quedó sin aire, a medida que se dirigían al mundo rebosante con los rayos de sol que pasaban de entre los árboles.

A causa de que había estado confinada en la mansión durante mucho tiempo, la piel pálida de su madre sobresalía terriblemente.

Mamá parece… un poco más pequeña que antes.

Anne no podía ver claramente el rostro de su madre debido al exceso de luz; sin embargo, le dio la impresión de que tenía más arrugas. Lo cual originó que su pecho punzara.

Nadie podía evitar que la muerte llegara a una mano enferma.

Aunque Anne era una niña, era la única heredera de la Casa Magnolia. Los doctores ya le habían advertido que a su madre le quedaban pocos días y que estuviera preparada. Ni siquiera Dios mostraba compasión ante una niña de siete años.

Si así será, entonces quiero acaparar a mamá para mi sola hasta el final…

Si se estaba quedando sin tiempo, Anne deseaba que todo fuera invertido en ella.

Y en el mundo de la niña que tenía tal mentalidad, entró una extraña.

—Disculpen.

Aunque el camino lleno de vegetación cegaba la vista con los rayos de sol, la visita frente a sus ojos parecía resplandecer aún más.

En el instante en que Anne vio “eso”, confirmó su mal presentimiento.

Aah… Esta es la persona que me robará a mamá.

¿Por qué habrá pensado eso? Se podría decir que era su intuición hablando luego de ver a “eso”.

“Eso” era una muñeca encantadoramente hermosa.

Cabello igual de brillante que un hilo de oro, al punto de dar la impresión de haber emergido de la luz de luna. Ojos azules que resplandecían cual joyas. Labios carnosos de un tono carmesí. Vestía una chaqueta azul Prusia sobre un vestido color blanco como la nieve y un lazo en forma de moño, también ostentaba un broche esmeralda que rompía la armonía del conjunto. En sus pies, un par de botas café chocolate daban pasos firmes sobre el suelo.

Colocó el paraguas azul verdoso con rayas blancas y abundantes volantes, junto con su maleta sobre el césped, “eso” exhibió una etiqueta más elegante que el de la propia Anne en frente de ambas.

—Encantada de conocerlas. Soy Violet Evergarden, la Auto-Memories Doll que rápidamente le proveerá el servicio dondequiera que usted desee, a sus órdenes.

Su voz, igual de exquisita que su apariencia, resonó en sus oídos.

Por un momento, Anne permaneció atónita por la belleza de “eso”. Después, con un sobresalto, echó un vistazo a su madre para examinar su reacción: mejillas sonrojadas, una expresión sobrecogida por la emoción y ojos que centelleaban como las estrellas. Su madre era la viva imagen de una doncella enamorada.

Justo como lo pensé. No está nada bien…

Anne fue envuelta por la idea de que esa hermosa visitante le robaría a su madre, ahora estaba segura.

Violet Evergarden se trataba de una mujer que contrataban como escriba. Recientemente, tales escribas se les conocían como “Auto-Memories Doll”. Como resultado, Anne cuestionó a su madre del motivo para contratar a una persona así.

—Hay alguien a quien me gustaría escribirle unas cartas; pero, temo que serán muy largas, así que quisiera que ella las escribiera por mí— respondió riendo su madre.

Efectivamente, su madre últimamente dependía de la ayuda de los demás para hacer cualquier cosa. Incluso para tomar un baño necesitaba de la asistencia de su ama de llaves. Sin duda alguna, escribir por un extenso período de tiempo sería muy difícil para ella.

—Pero… ¿por qué tiene que ser ella?

—Es muy bonita, ¿no lo crees?

—Lo es, pero…

—Es una celebridad en la industria. ¡El hecho de que es tan bonita como una muñeca es una de las razones de su reputación; pero, también se dice que hace un trabajo espléndido! ¡Oh, siento que seré feliz con tan solo tener a esta belleza sentada junto a mí! Y no solo eso, estando a solas, escribirá cartas para mí y luego las recitará en voz alta… ¡Oh, mírame! ¡No necesitas ser un hombre para que la idea te haga temblar!

Anne comprendía muy bien por qué esta escriba en particular había sido elegida. Su madre era del tipo que valoraba todo lo que fuera hermoso.

—Si solo son cartas… yo puedo escribirlas para ti.

Ante la declaración de Anne, su madre le ofreció una sonrisa apenada.

—Anne, cielo, me temo que algunas palabras serán muy complicadas para ti. Además… hay un motivo por el cual no puedo hacer que las escribas por mí.

Con esa última oración, dejaba en claro quién sería la persona que las escribiría.

Seguramente, pretende escribirle a papá, eh…

El padre de Anne era, en resumen, un bueno para nada. Rara vez estaba en casa y el poco trabajo que hacía no servía para sostener a una familia. En cambio, pasaba el tiempo viviendo en libertinaje. Anne había oído que sus padres se casaron por amor, aunque ella no creía en eso en lo absoluto. Después de todo, ni una sola vez su padre visitó a su madre luego de que enfermara. Cuando pensaban que regresaba a casa luego de un tiempo, solo se quedaba lo suficiente para ponerse un jarrón o una pintura de la casa bajo el brazo, cualquier cosa que pudiera vender. Desde luego, las tomaba sin permiso. Se trataba de un hombre despreciable que se perdía en la bebida y las apuestas.

Aparentemente, había sido el heredero de una buena familia con un futuro prometedor. Sin embargo, unos cuantos años después de casarse, su lado de la familia se endeudó debido a un pequeño negocio que fue terriblemente mal y quebró. Después de eso, se dependieron económicamente por completo de los Magnolia. Y, de acuerdo a lo que escuchó, sucede que la persona detrás de ese pequeño error comercial fue ni nada más ni nada menos que su propio padre.

Luego de que procesara todos los detalles, Anne determinó que su padre era un canalla y lo despreció. Incluso si tropezó una vez debido al fracaso de un negocio, ¿no debería haberse levantado y seguir esforzándose? No solo fue incapaz de hacer eso, también ignoró la enfermedad de su madre y sus necesidades. En lugar de eso, simplemente siguió huyendo. Por eso, la expresión de Anne se volvía sombría cada vez que escuchaba la palabra “papá” saliendo de los labios de su madre.

—Anne, otra vez haces esa cara… estás desaprovechando esa linda carita que tienes.

El ceño fruncido de Anne fue suavizado gracias a un masaje con el dedo pulgar; su madre lamentaba que odiara a su padre. Aún cuando la había tratado de una forma tan horrible, todavía sentía afecto por él.

—No seas muy dura con tu padre. Los malos tiempos son pasajeros. Simplemente esto es lo que desea hacer por ahora. Toda su vida siempre ha sido muy serio. Te lo aseguro. Aunque ahora nuestros caminos sean un poco diferentes, si esperamos, regresará apropiadamente con nosotras.

Anne comprendía que esos días nunca llegarían e incluso si lo hacían, no tenía la intención de recibirlos alegremente. Si las cosas resultaban de la forma en que su inconscientemente indecisa madre dijo que serían, el hecho de que no visitara a su esposa aún cuando sufría de una enfermedad terminal y repetidas veces fuera hospitalizada, no es porque tratara de escapar de la realidad sino que era un acto de amor.

Lo más probable es que sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida.

No hay problema si papá no está…

Después de todo, desde el principio nunca estuvo allí. Para Anne, su madre era la única a la que podría considerar “familia” y aquellos que entristecían a su madre eran sus enemigos, incluso si uno de ellos fuera su propio padre. Lo mismo aplicaba a quienquiera que le robara tiempo a solas con su madre, hasta la Auto-Memories Doll que vino a solicitud de ella sería su enemiga.

Mamá es solo mía…

Cualquier cosa que destruyera el mundo de Anne y su mamá sería considerada como un enemigo.

La madre de Anne y Violet comenzaron el proceso de escribir las cartas sobre una mesa con sillas antiguas de color blanco bajo una sombrilla en el jardín. El período de contratación fue por una semana y daba la impresión de que su madre de verdad tenía la intención de hacer que Violet escribiera cartas increíblemente largas.

A lo mejor serían remitidas para más de una persona. Antes, cuando se encontraba saludable, su mamá solía organizar fiestas de salón e invitar a sus muchos amigos a la Mansión. No obstante, actualmente ya no tenía ningún contacto o reunión con esas personas.

—Así que no tiene sentido escribirlas…

Anne no se acercó a las dos, en lugar de eso, vigilaba lo que hacían mientras se escondía detrás de las cortinas. Le dijeron que no molestara a su mamá cuando estuviera escribiendo las cartas.

«Es necesario que exista privacidad incluso entre padres e hijos, ¿verdad?»

Esa fue una petición cruel para Anne, quien estaba acostumbrada a estar siempre junto a su madre.

—¿Me pregunto de qué estarán hablando? ¿A quién le estará escribiendo? Tengo curiosidad…— declaró mientras apretaba su mejilla contra el marco de la ventana.

Llevar el té y los bocadillos no era tarea de Anne, sino de las sirvientas. Por lo tanto, le era imposible poner la fachada de niña buena para escuchar furtivamente su conversación. Así como no podía hacer nada sobre la enfermedad de su madre, todo lo que podía hacer era verlas.

—Por qué la vida tiene que ser así…

Aunque trató de hacer un comentario adulto, ya que solo tenía siete años, no surtió efecto.

A medida que continuaba observándolas con una expresión miserable, se percató de varias cosas. Las dos trabajaban con mucha serenidad; sin embargo, en ocasiones parecían estar muy serias o divertirse a lo grande. Durante los momentos divertidos, su madre se reía a carcajadas mientras golpeaba con fuerza la mesa con la mano. Mientras que en los tristes, se limpiaba las lágrimas con un pañuelo que le prestaba Violet.

Su madre era una persona de muchas emociones intensas. A pesar de eso, Anne pensó que estaba abriendo demasiado su corazón, considerando que era una persona que acababa de conocer.

Volverán a engañar a mamá…

Anne aprendió sobre la crueldad, indiferencia, traición y avaricia de las personas por medio de su madre. Le preocupaba sobretodo eso último, pues confiaba rápidamente en los demás. Deseaba que su madre aprendiera a sospechar de los demás. A pesar de eso, quizá su madre pretendía confiarle a esa Auto-Memories Doll, Violet Evergarden, cualquier misterio que estuviera oculto en su corazón.

Durante su estadía, Violet fue presentada en la casa como un huésped. A la hora de comer, su madre invitó a la joven a unirse a la mesa, aunque ella rechazó la oferta. Cuando Anne preguntó el motivo, ella contestó fríamente:

—Eso se debe a que me gusta comer a solas, señorita.

Anne pensó que era extraña. Cada vez que su madre era hospitalizada, sin importar qué tan calientes estuvieran las comidas preparadas por las sirvientas, no tenían ningún sabor. Cuando comía sola simplemente era muy aburrido, disfrutar los platillos con alguien más era de lo que se trataba la hora del almuerzo.

Tras ver a una sirvienta en camino a entregar la cena de Violet a su habitación, Anne le afirmó que ella lo haría. Para conocer a su enemigo, primero tenía que interactuar con ella.

El menú se componía de pan suave, sopa de verduras con pollo y coloridas habas, patatas fritas, carne asada con salsa y cebollines aderezados con sal, ajo y pimienta, como postre había nieve de pera. Aunque se podría considerar bastante lujoso, era lo usual en la Casa Magnolia. Por eso, para Anne, quien se había criado rodeada de lujos, le parecía algo simple.

—No se puede hacer nada ya que mamá lo pasó por alto. Para mañana tenemos que aumentar la cantidad de carne y en lugar de nieve será un pastel. Hasta cierto punto… es una invitada.

Sin importar las circunstancias, nunca olvidar la hospitalidad era parte de la etiqueta de las buenas familias.

A medida que se acercaba a la habitación para huéspedes, cuya puerta era de madera de roble, ya que sus manos estaban ocupadas con la bandeja, en lugar de tocar, dijo en voz alta.

—Heeey, es hora de cenar.

Tras escucharse un rato movimientos en el interior del cuarto, Violet abrió la puerta y asomó la cabeza. Cuando lo hizo, Anne refunfuñó:

—Está pesado. ¡Date prisa y tómalo!

—Lo siento mucho, señorita— Aceptó de inmediato la bandeja mientras se disculpaba; sin embargo, como su expresión fue demasiada indiferente, a los ojos de una niña lucía escalofriante.

Anne echó un vistazo a través de la puerta abierta mientras Violet colocaba la bandeja sobre un escritorio. La habitación de huéspedes se encontraba hermosamente decorada y era limpiada regularmente por las sirvientas. Luego, atisbó el equipaje sobre la cama, se trataba de una maleta de piel con ruedas, repleta con etiquetas de liberación de aduanas de varios países. Estaba abierta y una pequeña pistola sobresalía de su interior.

Ah…

Durante el lapso de tiempo que se perdió en sus pensamientos, Violet regresó e igual a un show de pantomima, las dos se movieron en perfecta sincronía. Hasta que Violet cedió.

—¿La pistola le resulta algo familiar, señorita?

—¿Qué hay con eso? Hey, ¿es de verdad? —preguntó Anne emocionada.

—Así es, para una mujer que está viajando sola es necesario tener los medios para auto-defensa— respondió Violet.

—¿Qué significa “auto-defensa”?

—Protegerse a sí misma, señorita— conforme estrechaba sus ojos ligeramente, el cuerpo de Anne tembló con el movimiento de sus labios. De haber sido un poco más grande, la niña probablemente habría reconocido esa reacción como una señal de fascinación.

La magia se quedaba corta ante una mujer capaz de paralizar a las personas con palabras y gestos. Anne se sintió más amenazada por los encantos de Violet que por el hecho de que estuviera sosteniendo una pistola.

—Entonces tú… ¿vas a disparar esa cosa?— cuando imitó la forma de una pistola con sus manos, su brazo de inmediato fue enderezado por Violet.

—Por favor, junte más los costados de sus brazos. Si su mano está floja, no podrá soportar el culetazo.

—Esto no es de verdad… solo es un dedo.

—Aún así, debería servirle de práctica en caso de que algún día llegara a necesitarlo.

¿Qué estaba diciendo esa muñeca autómata a una niña?

—¿Es qué no lo sabes? Se supone que las mujeres no usan ese tipo de cosas.

—No hay distinción entre hombres y mujeres cuando se trata de portar armas — Anne pensó que Violet se veía genial cuando declaró eso sin dudarlo.

—¿Por qué tienes eso contigo?

—El próximo lugar al que iré es una zona de guerra, así que… no te preocupes. No la usaré aquí.

—¡Desde luego que no!

Ante la actitud tajante de Anne, Violet hizo una pregunta por curiosidad.

—¿Esta Mansión no cuenta con un armamento parecido?

—Las casas normales no tienen eso.

Violet la miró perpleja.

—En ese caso, ¿qué harían si un ladrón apareciera?... —Ladeó la cabeza como si realmente lo dudara y, al hacerlo, sus facciones similares a las de una muñeca destacaron aún más.

—Si alguien así apareciera, todos sabrían de inmediato. Después de todo, estamos en el campo. Lo mismo pasó cuando llegaste.

—Ya veo. Eso explicaría la baja tasa de crimen en las zonas despobladas —Conforme asentía con la cabeza como si hubiera aprendido algo, dio la impresión de ser una niña aún cuando era adulta.

—Eres…algo…rara —afirmó Anne intranquila, señalando a Violet con su dedo índice. Aunque solamente lo dijo por despecho; en ese instante, la boca de Violet formó una sonrisa tenue por primera vez.

—¿No debería ir a dormir, señorita? Quedarse despierta hasta tarde es perjudicial para las mujeres.

Debido a la inesperada sonrisa, hasta cierto punto Anne sintió que fue vencida y no pudo decir nada. Sus mejillas teñidas de rojo delataron la verdad que se escondía tras sus latidos.

—M-me iré a dormir. Tú también deberías irte a la cama, de lo contrario, mamá te regañará.

—Por supuesto.

—Si te quedas despierta más tiempo, los monstruos vendrán a decirte que duermas.

—Buenas noches, señorita.

Anne ya no podía soportar seguir allí y cuando sintió que sus piernas temblaban, salió corriendo de ese lugar rápidamente. No obstante, a medida que se alejaba, su curiosidad fue más fuerte y echó un vistazo hacia atrás. Detrás de la puerta que seguía media abierta se encontraba Violet sosteniendo la pistola con el rostro inexpresivo, así que era difícil discernir lo que pensaba. No obstante, aunque Anne era muy joven, comprendió lo que parecía sentir en ese momento con solo una mirada.

Ah… de alguna forma…

Parece un lobo solitario…

Incongruente a su apariencia actual, sujetaba un arma cruel y brutal. Era imposible que Anne se imaginara volviéndose cercana a ella y, a pesar de eso, se estaba acostumbrando a los guantes negros que envolvían las manos de Violet conforme sostenía la pistola y la presionaba contra su frente, dando la impresión de ser un misionero recitando una súplica.

Antes de dar vuelta en la esquina del pasillo, Anne alcanzó a escuchar dicha plegaria.

—Por favor, dame una orden —dijo Violet a alguien.

El pecho de Anne de repente comenzó a latir muy rápido.

Siento el rostro caliente y me punza el pecho.

No entendía del todo por qué su corazón latía tan rápido; solo que la causa fue ver fugazmente el lado adulto de Violet.

Qué extraño. Aún cuando no me agrada esa persona, me interesa…

El interés era un paso antes del amor; pero, Anne todavía no comprendía que en ocasiones los sentimientos de “gustar” y “odiar” fácilmente se revertían.

Anne siguió observando a Violet incluso después de eso. Considerando la pila de sobres que aumentaba, parecían progresar sin problemas en la escritura de las cartas. De vez en cuando, Violet miraba de reojo en dirección de Anne, como si estuviera al tanto de que estaba espiando por la ventana. En ese momento, el corazón de Anne latía, por lo que terminó adquiriendo el hábito de sujetar su pecho, a tal grado que sus ropas se arrugaban en ese lugar.

Los cambios en su comportamiento continuaron.

—Oye. Hey. Te estoy hablando. Ponme un moño en el cabello.

—Entendido.

Aún estando triste por la monopolización de su madre, no se podía enojar.

—¿Qué le pasa a este pan? Está tan duro que ni siquiera puedo morderlo.

—Creo que se ablandará si lo sumerge en la sopa, ¿no es así?

Durante los descansos entre la escritura de las cartas, inconscientemente Anne perseguía a Violet y pasaba tiempo con ella.

—Violet. Violet.

—¿Diga, señorita?

Antes de darse cuenta, en lugar de llamarla con un “tú” despreciativo, empezó a decirle por su nombre.

—¡Violet, léeme estos libros, bailemos juntas y atrapa bichos conmigo afuera!

—Por favor, enuncie el orden de importancia, señorita.

Era difícil convivir con Violet, pero no la descuidaba de ninguna forma.

Qué persona tan extraña. También me pongo algo rara cuando estoy con ella.

Por desgracia, Anne se obsesionó con Violet.

Los tiempos en paz tuvieron un final repentino poco después.

La madre de Anne mejoró algo de salud un par de días después de la llegada de Violet; sin embargo, su ya pobre condición física gradualmente empeoró. Tal vez había sido un error exponerla al clima exterior ya que tuvo una fiebre. Fue tanta la preocupación que llamaron a un doctor hasta la Mansión.

Incluso en tal estado, no dejaron de trabajar. Su madre yacía sobre la cama mientras que Violet escribía las cartas sentada junto a ella. Sin tomar en cuenta la condición de su madre, Anne entró a la habitación con una actitud aprensiva.

—¿Por qué te esfuerzas tanto por escribir esas cartas? Los doctores dicen que es tonto…

—Si no las escribo ahora, quizá nunca pueda hacerlo. Está bien. Sabes… todo esto pasó porque no soy muy lista, por eso cuando estaba dictando, terminé con esta fiebre psicológica. Qué desagradable…

Cuando su madre sonrió débilmente, fue incapaz de responder. Se trataba de una sonrisa que penetró el pecho de Anne. Los momentos divertidos desaparecieron como si se trataran de una mentira y la triste realidad regresó abruptamente.

—Mamá, ya basta.

Aunque su madre se encontrara bien diez segundos antes, podría dejar de respirar en una cuestión de tres minutos. El sufrimiento de vivir con alguien así salió a flote.

—Por favor, ya no sigas escribiendo esas cartas.

Si hacerlo le ocasionaba fiebres… si hacerlo le acortaba la vida…

—Por favor, te lo suplico…

Aún si se tratara de algo que su madre deseaba, Anne no quería que lo hiciera.

—¡Solo para! —Su ansiedad y depresión acumulada estalló en ese instante. Hasta la propia Anne estaba sorprendida por su voz que salió más alta de lo que había pensado. Únicamente por esta ocasión dejó salir el egoísmo que por lo general no descargaba en nadie—. Mami, ¿por qué nunca me escuchas? ¿Prefieres estar con Violet que conmigo? ¡¿Por qué no me ves solo a mí?!

Tal vez habría sido mejor para ella haberlo dicho de una forma más linda; pues, mostró sin querer su angustia.

—Acaso… ¿no me necesitas? —preguntó con una voz trémula en modo acusador.

Todo lo que anhelaba es que le prestara atención.

Su madre negó con la cabeza mientras la miraba con los ojos bien abiertos.

—No es eso. Es imposible que eso pase. ¿Qué te sucede, Anne? —dijo en pánico tratando de animarla. Anne rechazó la mano de su madre quien intentaba acariciar su cabeza. No quería que la tocara.

—Nunca escuchas nada de lo que digo.

—Es porque quiero escribir estas cartas.

—¿Acaso las cartas son más importantes que yo?

—Nada es más importante que tú, Anne.

—¡Mentirosa!

—No miento —la voz de su madre era profunda y llena de tristeza.

A pesar de eso, Anne no se detuvo con sus comentarios; el resentimiento que sentía porque las cosas no iban como ella esperaba salió de golpe.

—¡Mentirosa! ¡Siempre me has mentido! Todo el tiempo… ¡todo este tiempo solo han sido mentiras! ¡No te has recuperado ni un poco, mamá! ¡Aún cuando dijiste que te pondrías mejor!

Luego de que dijo lo único que sabía que no debía, Anne de inmediato lo lamentó. Eso era algo que normalmente se diría en una pelea carente de amor entre madre e hija. No obstante, ese día era diferente. Su madre con el rostro rojo a causa de la fiebre continúo sonriendo en silencio.

—Oye… mami… —De repente desapareció el calor del momento y Anne llamó a su madre en tal estado. Sin embargo, cuando trató de hablar, su boca fue detenida con un dedo.

—Anne, por favor, podrías salir por un momento —murmuró su madre entre lágrimas. Las grandes gotas escaparon de sus ojos y eventualmente cayeron en cascada por sus mejillas. Anne se sorprendió de que su madre, quien siempre sonreía a pesar del dolor que tenía que soportar debido a su enfermedad, dejara que viera sus lágrimas.

Mamá lloró…

Ya que su madre no era del tipo que lloraba, Anne tenía la creencia de que los adultos eran criaturas que nunca lloraban. Tras percatarse de que este no era el caso, el hecho de que había hecho algo horrible retumbó en su mente.

Lastimé a mamá…

Aún cuando entendía que ella, más que cualquier otra persona, no debía ponerse antes que su madre. A pesar de que estaba convencida de que era su deber proteger a su madre, la había hecho llorar.

—M-ma… —Trató de disculparse, pero fue alejada por Violet, quien procedió a sacarla de la habitación como si se tratara de un cachorrito—. ¡Basta! ¡Déjame ir! ¡Suéltame! —exclamó Anne y tras ser incapaz de oponer resistencia terminó sola en el pasillo. Los sollozos de su madre se podían escuchar desde el otro lado de la puerta cerrada—. M-mamá… —Se aferró a la puerta confundida—. Oye, mamá…

Perdón. Lamento haberte hecho llorar. Esa no era mi intención…

—¡Mamá! ¡Mamá!

Solo quería que cuidaras de tu cuerpo. Para que… Para que… pudiera estar contigo aunque sea solo un segundo más de ser posible…

—Mamá…

Solamente era eso…

—¡Oye, mamá!

Esto es… ¿mi culpa?...

Debido a la frustración de no recibir ninguna respuesta, su soledad retumbó y comenzó a golpear violentamente con sus puños la puerta. Después de un rato, aunque no estaban lastimadas, sus manos se debilitaron y sintió que se entumecían.

¿Estaba siendo egoísta?...

Una madre que estaba en el umbral de la muerte. Una hija que se quedaría sola.

Estar con ella… ¿acaso era tan malo que deseara eso?...

Una madre que continuaba escribiendo cartas porque no sería capaz de hacerlo en el futuro. Una hija que odiaba eso.

Las lágrimas que se habían secado estaban a punto de brotar otra vez. Anne inhaló profundamente y gritó:

—¡¿Hay alguien más importante para mamá que yo?! —A medida que sus gritos salían, comenzó a llorar. Su voz sonaba apagada y quebrada—. ¡Mamá deja de escribir cartas y pasa tiempo conmigo! —Suplicó la niña.

Llorar cuando no se cumplían sus peticiones era sencillamente lo que los niños hacían.

—¡Sin mamá estaré sola! ¡Totalmente sola! ¿Cuánto tiempo durará esto? Quiero estar con mamá tanto como pueda. Si estaré sola después de esto, deja de escribir esas cartas… ¡Por ahora solo quédate conmigo! ¡Yo y nadie más!

Eso era todo, Anne solo era una niña.

—Quédate conmigo…

Era demasiado joven para hacer cualquier otra cosa, una niña común y corriente que apenas había vivido siete años y adoraba a su madre.

—Quiero… estar contigo…

Alguien quien, de hecho, todo el tiempo, siempre había llorado por el destino que le concedió Dios.

—Señorita.

Violet salió de la habitación y echó un vistazo hacia Anne, cuyo rostro estaba empapado de lágrimas. Justo cuando la niña creyó que sin duda alguna la estaba tratando con frialdad, una mano se extendió hasta su hombro. La calidez de dicho acto redujo su hostilidad.

—Hay un motivo para que yo le esté arrebatando tiempo con su madre. Por favor, no se moleste con ella.

—Pero… pero… ¡Pero!...

Violet se agachó a fin de poder estar a la misma altura de los ojos de Anne.

—Es evidente que la señorita es fuerte. Aún cuando su cuerpo es tan pequeño, se encarga de su madre enferma. Los niños generalmente no se quejan ni se preocupan por alguien a tal grado. Por eso, es una persona altamente respetable, señorita Anne.

—No es eso. Eso no es para nada cierto… Yo solo… quiero estar con mamá un poco más…

—La señora se siente de la misma forma.

Las palabras de Violet le parecieron que eran por lástima.

—Mientes, mientes, mientes, mientes… porque… está más preocupada por esa carta para alguien que no conozco que en mí. ¡Aún cuando no hay nadie más en esta casa que realmente se preocupe por mamá!

Cada uno de ellos, todos siempre están tras el dinero…

—Yo soy la única… ¡Solo yo me preocupo por mamá!

Según lo que veían sus ojos marrón oscuro, los adultos y todo lo relacionado a ellos se encontraban envueltos en mentiras. Sus hombros temblaron a medida que las lágrimas caían al suelo, haciendo tan borrosa su vista como su percepción del mundo que la rodeaba. ¿Cuántas cosas en este mundo realmente podía considerar como reales?

—Aún así…

La pequeña niña creía que si el mundo estaba lleno de tanta hipocresía y traición desde que uno nacía, independientemente de cuánto tiempo viviera después, no tenía que llegar el futuro.

—Aún así…

Las cosas que Anne consideraba como verdaderas se podían contar con una sola mano, brillando sin parar dentro de ese mundo de falsedades, gracias a ellas podía soportar cualquier clase de miedo.

—Todo es de esa forma… pero, aún así…

Aunque no necesito nada más que a mamá junto a mí…

—¡Aún así, no soy a quien mamá ama más!

Cuando Anne gritó, Violet colocó su dedo índice sobre sus labios a una velocidad imperceptible al ojo humano. El cuerpo de Anne se estremeció por un momento y su voz cesó por completo. En el silencioso corredor, se podían seguir oyendo los sollozos de su madre desde atrás de la puerta.

—Si se trata de mí, puede molestarse tanto como desee. Me puede golpear o patear, no me importa lo que quiera hacer. Sin embargo… por favor, absténgase de usar palabras que entristezcan a su amada y respetada madre, lo digo también por su propio bien.

Cuando Anne fue reprendida con una expresión tan severa, volvieron a formarse rápidamente lágrimas sobre sus ojos. Los sollozos que había controlado y tragado se encontraban frescos y dolorosos.

—¿Yo soy la mala?

—No, no hay una sola cosa que haya hecho mal.

—Porque soy una niña mala, mamá se enfermó y… dentro de poco…

…¿Morirá?

Ante la pregunta de Anne, Violet respondió susurrante con un tono que seguía un poco frío, pero que no la apartaba.

—No —De los ojos hostiles de Anne descendieron sus lágrimas—. No, la señorita es una persona muy amable. Las enfermedades no tienen nada que ver con esto. Esto es… algo que nadie puede predecir o hacer nada al respecto. Así como yo no puedo tener una piel tan suave como la suya en lugar de mis brazos robóticos, es algo que no se puede evitar.

—Entonces, ¿es culpa de Dios?

—Incluso si así fuera, incluso si no… únicamente podemos centrarnos en cómo deberíamos vivir las vidas que nos fueron concedidas.

—¿Qué…debería hacer?

—Por ahora, señorita… es libre de llorar —Cuando Violet abrió los brazos, sus partes mecánicas emitieron un ruido tenue—. Si no me va a golpear, ¿le parece si usa mi cuerpo para apoyarse?

Eso se podría interpretar como “puedes lanzarte sobre mí y abrazarme”; aún cuando no parecía ser el tipo de persona que diría algo así. Anne solo estaba segura de que no podría articular ni una sola palabra, solo llorar; de modo que, sin dudarlo, abrazó a Violet. ¿Estaría usando algún perfume? Ya que olía a muchas clases de flores diferentes.

—Violet no alejes a mamá de mí —dijo mientras presionaba con fuerzas su rostro sobre el pecho de Violet, empapándolo de lágrimas—. No robes mi tiempo con mamá, Violet.

—Por favor, perdónalo solo por un par de días más.

—Entonces, por lo menos dile a mamá que está bien si estoy a su lado mientras escribes. No me importa si las dos me ignoran, solo quiero estar cerca de ella. Quiero estar junto a ella y tomar su mano con fuerzas.

—Lo siento, pero mi cliente es la señora, no la señorita Anne. No hay nada que pueda hacer para cambiar eso.

Después de todo, realmente no soporto a los adultos. Pensó Anne.

—Te odio… Violet.

—Lo lamento, señorita.

—¿Por qué escribes cartas?

—Porque las personas tienen sentimientos que desean entregar a los demás.

Anne comprendía que no era el centro del mundo. No obstante, el hecho de que las cosas nunca salían como ella deseaba provocó que más lágrimas cayeran debido a la frustración.

—Cosas como esas no necesitan ser entregadas…

Violet se limitó a continuar abrazando a una Anne con el ceño fruncido, quien había mordido su labio con descontento.

—No hay tal cosa como una carta que no necesita ser entregada, señorita.

Daba la impresión de que sus palabras iban dirigidas hacia sí misma más que a la niña. Anne se preguntó el motivo de ello y gracias a eso, la frase de alguna forma se quedó grabada en su mente de forma contundente.

El tiempo que Anne Magnolia pasó junto a Violet Evergarden fue de solo una semana. Su madre consiguió terminar de escribir las cartas de alguna forma u otra y Violet se fue de la Mansión de manera reservada una vez que el período del contrato finalizó.

—Irás a un lugar peligroso, ¿cierto?

—Sí, ya que alguien me está esperando allí.

—¿No tienes miedo?

—Soy Violet Evergarden, la Auto-Memories Doll que rápidamente proveerá el servicio dondequiera que el cliente desee. Ese es mi trabajo.

«¿Puedo llamarte si alguna vez conozco a alguien a quien quisiera escribirle cartas algún día?» Esto fue lo que Anne no se atrevió a preguntar.

¿Qué pasaría si la mujer moría en el lugar donde se encontraba su próximo cliente? Aún si no lo hacía, ¿qué pasaría si Anne jamás se encontraba con alguien a quien quisiera escribirle? Tomando en consideración esa información, no pudo hacer esa pregunta.

Mientras se despedía, Violet movió su mano brevemente. Fue varios meses después de que se marchara, que la enfermedad de su madre llegó a su peor estado y en poco tiempo falleció. Aquellos que se encargaron de ella en sus últimos momentos fueron Anne y una sirvienta.

Hasta que cerró los ojos, Anne continuo susurrándole: «Te amo, mamá».

A lo que su madre simplemente asentía lentamente con un: «Sí, sí».

En un silencioso y tranquilo día de primavera, su madre falleció. A partir de entonces, Anne estuvo extremadamente ocupada. Sobre su herencia, tras discutirlo con los abogados, se decidió que las múltiples cuentas de bancos de la familia se congelarían hasta que fuera mayor de edad. También contrató a un profesor privado para vivir en la mansión y estudió arduamente. Ya que deseaba marcar profundamente la tierra con el recuerdo de su madre, Anne se esforzó por convertirse en una licenciada calificada con el mismo nivel de educación que ella.

Nunca volvió a ver a su padre. Cuando atendió al funeral, se limitaron a intercambiar dos o tres palabras. Luego de que su madre falleciera, dejó de ir por completo a casa. Su imprudencia hacia el dinero también se terminó pronto. Anne no le preguntó directamente el motivo tras su cambio de parecer, pero confiaba en que tenía que ser uno bueno.

Después de graduarse, Anne abrió un despacho de asesoría legal en su casa. No ganaba mucho, pero ya no tenía sirvientas, así que era lo suficiente para mantenerse ella sola. También se encontraba en medio de una pequeña relación amorosa con un joven empresario que iba frecuentemente por asesoría.

Ya que no había sucumbido a la tristeza aún después de perder a su madre a la tierna edad de siete años, las personas en repetidas ocasiones le preguntaban:

—¿Cómo es que no te desmoronaste?

—Porque mi madre siempre me estuvo cuidando —respondía Anne.

Desde luego, su madre ya había fallecido. Sus restos yacían en la tumba familiar donde sus parientes habían sido enterrados por generaciones.

A pesar de eso, Anne afirmaba:

—Mi madre ha estado corrigiéndome y guiándome todo este tiempo. Incluso hasta el día de hoy.

Había un motivo por el que afirmaba eso con una sonrisa y estaba relacionado por completo a la época que paso con Violet Evergarden.

Cuando Anne cumplió ocho años, fue el primero que festejó sin su madre. Ese día llegó un paquete para ella, el cual contenía un gran oso de peluche con un moño rojo. El nombre del remitente era el de su fallecida madre y el regalo venía acompañado de una carta.

Feliz cumpleaños #8, Anne. Puede que hayan sucedido muchas cosas tristes. Quizá tengas que seguir esforzándote en varias cosas más. Pero, no te rindas. Aunque podrías sentirte sola y llorar devastada, nunca lo olvides: Mamá siempre amará a Anne.

Sin lugar a dudas se trataba de una carta escrita con la caligrafía de su madre. En ese instante, la imagen de Violet Evergarden resurgió en su mente. ¿Acaso esa clase de servicio también venía incluido en su trabajo de escriba?

Antes, aunque su madre dijo que iba a escribir cartas, todas fueron escritas por Violet Evergarden. ¿Podría ser que la Auto-Memories Doll las escribió todas imitando la caligrafía de su madre?

Cuando Anne le preguntó a la agencia postal sobre la entrega sorpresa, fue informada que habían firmado un contrato a largo plazo con su madre donde le entregarían regalos en su cumpleaños cada año. Desde luego, había sido Violet Evergarden quien escribió la carta. El resto de ellas se encontraban cuidadosamente almacenadas.

No le contaron a Anne por cuánto tiempo estaría recibiendo esas cartas, ya que era parte de un contrato de confidencialidad; no obstante, arribaron sin falta cada año después de eso. Aún cuando cumplió 14 años.

A estas alturas ya te habrás convertido en una maravillosa dama. Me pregunto si habrás encontrado a un chico que te guste. Tu forma de hablar y comportarte es un poco varonil, así que ten cuidado. No te puedo dar consejos amorosos, pero te protegeré para que no termines involucrada con un chico malo. Después de todo, hablamos de Anne que siempre ha sido más firme que yo. Incluso si no hago eso, estoy segura de que si eres tú quien lo escoge, en verdad será una gran persona. No tengas miedo de amar.

Aún cuando cumplió 16 años.

¿Ya has conducido un auto? ¿Te sorprenderías si tu mamá te dijera que en realidad también sé manejar? Solía conducir mucho en el pasado. Aunque las personas que subían conmigo me hacían parar. Bajaban pálidos.

Mi regalo de cumpleaños es un auto de tu color favorito. Solo usa la llave adjunta. Aunque, me pregunto si ahora es considerado un modelo clásico. No digas que es anticuado, ¿está bien? Mamá espera que seas capaz de ver diferentes mundos.

Aún cuando cumplió 18 años.

Me pregunto si ya te habrás casado. ¿Qué hago? Ser una esposa a corta edad es problemático en muchos sentidos. Pero, tus hijos definitivamente serán lindos, no importa si es niño o niña. Mamá te lo garantiza

No quiero decir que ser padre sea difícil, pero… las cosas que hiciste que me trajeron felicidad, las cosas que hiciste que me trajeron tristeza… Me gustaría que criaras a tus hijos con ellas en mente. Está bien. Sin importar qué tan insegura te sientas, estoy aquí. Estaré a tu lado. Aún si te conviertes en madre, sigues siendo mi hija, así que está bien gritar de vez en cuando. Te amo.

Aún cuando cumplió 20 años.

Ya has vivido veinte años. ¡Eso es asombroso! ¡Quién diría que la pequeña bebé que di a luz se volvería tan grande! La vida realmente es impredecible. Estoy triste por no haber podido ver cómo te convertías en una preciosa jovencita. Aún así, te estaré cuidando desde el cielo.

El día de hoy, mañana y pasado mañana; siempre serás una belleza, mi linda Anne. Incluso si personas desagradables te desalientan, puedo decirte esto con el pecho lleno de orgullo: eres la jovencita más hermosa y genial que haya. Ten confianza en ti misma y avanza con responsabilidad hacia la sociedad.

Has logrado vivir tanto tiempo gracias a un sin número de personas que se han preocupado por ti. Esta es una forma de agradecer a la estructura de la sociedad en la que has crecido. Te han ayudado mucho sin que te hayas dado cuenta. A partir de ahora, como una forma de retribuir eso, por favor trabaja duro incluso la parte de mamá.

Lo siento, era una broma. Eres muy trabajadora, así que decir algo como eso sería exagerado. Sé fuerte y disfruta la vida, cielo. Te amo.

Las cartas le continuaban llegando por siempre.

Las palabras escritas por su madre eran recitadas en la mente de Anne por una voz que ocasionalmente olvidaba.

En aquel entonces, todos los sentimientos de su madre enferma habían sido dirigidos a ella. Todos y cada uno de ellos eran futuras cartas de cumpleaños para su amada hija. Lo que significaba, que la persona de quien Anne había estado celosa había sido de ella misma.

«No hay tal cosa como una carta que no necesita ser entregada, señorita».

Las palabras de Violet resonaron en los oídos de Anne traspasando los confines del tiempo. Las cartas seguían encontrando su camino hasta ella, aún después de casarse y tener su propia hija.

Ella, una mujer de largo cabello oscuro y ondulado, que vivía en su propia y enorme mansión a las afueras del pueblo, siempre se aseguraba de salir a primera hora de la mañana de cierto día de cierto mes. Y esperaba mientras admiraba el escenario que se extendía frente a ella. Cuando oía la motocicleta que usaba el cartero, ataviado en su largo abrigo verde, se ponía de pie con los ojos brillantes. Su figura mientras esperaba ansiosamente y pensaba “¿será, será?” ciertamente era similar a la de su fallecida madre.

El cartero llegó a la residencia y le entregó un gran paquete mientras sonreía. Él, quien estaba al tanto sobre los regalos que le enviaban cada año, le ofreció sus propias palabras de enhorabuena:

—Feliz cumpleaños, señora.

—Gracias —contestó con sus ojos de color castaño oscuro ligeramente húmedos y, finalmente, preguntó lo que por mucho tiempo ansiaba saber—. ¿Me podrías decir si conoces a Violet Evergarden?

La oficina postal y el negocio de escriba poseían una estrecha relación. En cuanto Anne inquirió con su corazón acelerado “qué pasaría si”, el cartero respondió con una sonrisa:

—Sí, después de todo es bastante famosa y todavía se encuentra en servicio. Bien, hasta luego…

Una vez que el cartero se marchó, Anne lo observó a medida que acariciaba el regalo con una sonrisa y lágrimas cayendo por sus mejillas. Todavía sonriendo, lloró un poco.

Ah… ¿Escuchaste eso, mamá?

Esa mujer sigue trabajando como una Auto-Memories Doll. La persona con la que había compartido una parte de su tiempo se encontraba bien y todavía trabajaba en eso.

Estoy feliz. Soy muy feliz, Violet Evergarden.

Desde el interior de la mansión, alcanzó a oír que alguien la llamaba.

—¡Mamá!

Se giró en dirección de la voz y notó que alguien la saludaba desde la ventana donde solía observar a su madre y a Violet. Se trataba de una niña con el cabello un poco ondulado que se asemejaba bastante a Anne.

—¿Otro regalo de la abuela~?

Anne asintió a su hija que sonreía inocentemente.

—¡Sí, acaba de llegar! —respondió con entusiasmo mientras regresaba el saludo.

Dentro de la casa, su hija y esposo estaban a punto de comenzar su fiesta de cumpleaños. Tenía que darse prisa y regresar, caminó hacia la mansión conforme lloraba ahogadamente. De camino allí, se sumió en sus pensamientos.

Oye, mamá. Antes dijiste que habías querido darle a tu hija toda la felicidad que viviste, ¿verdad? Esas palabras… me hicieron increíblemente feliz. Realmente me influyeron, es lo que creo. Por esa razón, yo haré lo mismo. No es una excusa para ver a esa persona. En parte se debe a eso, pero no se trata solo eso. Yo, de igual forma… tengo sentimientos que deseo entregar. Incluso después de muchos años desde nuestro primer encuentro, tengo un presentimiento de que definitivamente no habrá cambiado. Con sus hermosos ojos y voz clara dará forma al amor que siento por mi hija. Violet Evergarden es la clase de mujer que no defrauda. Al contrario; es del tipo de Auto-Memories Doll que uno ansiaría observarla haciendo su trabajo una vez más. Cuando la vuelva a ver, le daré las gracias y me disculparé con ella sin cohibirme. Después de todo, ya no sigo siendo la niña que no podía hacer nada más que llorar.

Anne Magnolia nunca olvidara a esa mujer que la abrazó cuando era niña.

La recuerdo…
La época en la que vino esa joven.
Tomaba asiento por allí y escribía cartas en silencio.
La recuerdo…
Sentada junto a mamá… quien sonreía amablemente.
Estoy segura de que nunca olvidaré esa escena…
Incluso si muero, nunca lo haré.


Volumen 1, Capítulo 3  

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